El gerente por primera vez
El sueño de muchos de egresados universitarios, incluso aquellos que recién empiezan sus estudios universitarios, es encontrar un trabajo que les permita ir escalando posiciones y así tomar decisiones importantes, tener personas a su cargo y poder alcanzar una mayor remuneración económica.
Si tu jefe inmediato se acercó a ti para ofrecerte la gerencia con la que tanto habías soñado ¡felicidades! Eso significa que tu esfuerzo ha rendido frutos. Seguramente, aunque estás feliz, tienes miedos y preocupaciones sobre tu nuevo rol en la empresa, es completamente normal, es por eso que aquí te damos una guía a prueba de errores para que puedas desempeñarte de la mejor manera en tu nuevo puesto y así conquistes a tus superiores, colegas y a quienes ahora te reportarán.
En el famoso libro de los autores Loren B. Belker y Gary S. Topchik “Gerente por primera vez” se explica el rol del gerente no como alguien que deba dirigir todo el tiempo a la gente, sino como una persona que logre que la gente se autodirija, incluso se atreven a decir que los mejores gerentes son aquellos que logran que los miembros de su equipo hagan lo que se supone que tienen que hacer gustosamente y no porque han tenido que decírselo.
¿Cuáles son las habilidades que debes desarrollar como nuevo gerente?
De lo anterior podemos pasar al primer y más importante consejo, el cual seguramente ya has escuchado de varias personas: no te obsesiones con todo, debes aprender a delegar.
Ser gerente implica tener autoridad y poder de decisión, así que no dudes en utilizarlos para repartir tareas entre tu equipo de la mejor manera. Uno de los principales errores de los nuevos jefes es querer hacer todo ellos mismos (con la falsa idea de que entonces así saldrá perfecto) y temen dar instrucciones para no parecer mandones. Desecha estas ideas, confía en quienes trabajan en tu equipo y verás que los buenos resultados serán notables.
El siguiente punto es caer en lo opuesto del anterior. Muchos gerentes tratan a sus equipos como si fueran niños pequeños, supervisándoles cada tarea y paso del proceso. Este fenómeno, denominado micromanagement, es extremadamente molesto para los empleados, ya que el jefe intenta dirigirlos al decirles qué hacer y cómo hacerlo, domina cada una de las decisiones y se guarda recelosamente toda la información.
Deja que las personas trabajen cómodamente, sin presionarlos e inmiscuirte en todo. Confía en ellos, dales libertad de forma responsable y permíteles que se expresen, que innoven y que sugieran cambios y/o mejoras para sus actividades.
Dentro de tu nuevo puesto es vital que resuelvas problemas, pero ten cuidado, no lo hagas solo por demostrar tu nueva jerarquía. Antes de tomar medidas drásticas, deja que las personas que trabajan para ti se acostumbren a tu presencia, acércate a ellos y conversa para conocer sus inquietudes y ambiciones, hazles saber que tu puerta siempre está abierta para ellos.
Una vez que los canales de comunicación se hayan establecido, es hora de enfrentar los problemas, ya que ignorarlos solo puede traer más conflictos. Esto puede ir desde un despido, reacomodo de tareas, nuevos puestos, etcétera, dependiendo de las necesidades de tu área y de lo que tú hayas podido observar y analizar mientras que te ajustabas a tu nuevo rol de gerente.
Como todo en la vida, perfeccionar la gerencia requiere tiempo, no esperes que de la noche a la mañana todo funcione sin contratiempos. Tu confianza y seguridad se irán desarrollando de forma gradual, mientras tanto intenta lograr un ambiente laboral agradable tanto para ti como para tu equipo, elógialos, hazles saber que te interesas genuinamente por sus metas, que su trabajo es muy importante y que todos caminan hacia los mismos objetivos.
¡Ponte en acción!